sábado, 24 de noviembre de 2007

Lo peor de la grandeza

Francisco era un hombre de 33 años, de origen serenense, de estudios hasta enseñanza media. Vivía felizmente con una hermosa familia. Un día entro en una microempresa famosa e importante en chile; comenzó como un barrendero, hasta alcanzar el titulo como mejor trabajador de la tienda. Rodrigo, un triunfador de alta clase le dio el cargo de ejercerle cargo de jefe de un establecimiento en Coyhaique, pero debía emigrar de su ciudad, de su entorno, su familia y todo lo que había construido junto a su esposa. En Coyhaique no se podían acostumbrar a aquella vida; la gente era distinta; no eran las mismas tradiciones: no podían hacer algo acorde con sus tradiciones. Francisco emprendió su grado; estaba tan orgulloso de sí mismo, que ese orgullo se transformó en egolatría. Además se dedico solo a su trabajo y no a su familia. Sentía vergüenza de ella, ya que la consideraba campesina. Se alejó de ella y entró en la prostitución y el sexo; en el vicio y en el libertinaje. Finalmente llego el momento en que fuertemente descendió, ya que no iba a trabajar; su ideología no compartía con la ética de la empresa; perdió todo en las apuestas. Perdió a su mujer por aquellas noches de gozo en la que lo pasaba bien con actos inhumanos hacia las mujeres. Termino como un vago: sin trabajo, sin familia y abandonado desconsoladamente

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