sábado, 24 de noviembre de 2007
Lo peor de la grandeza
lunes, 19 de noviembre de 2007
Ensayo del Libertinaje
una fatal autovenganza
lunes, 12 de noviembre de 2007
Pasando un luto
Esto comenzó un día lunes, cuando el enfermo terminal de mi abuelo me dijo: eres lo más importante para mí, cuando llegue el final de mi vida te daré la eterna felicidad, en paz y en alma.
Esa noche tuve un terrible sueño:
Estaba en una misa, un una iglesia totalmente construida de barro, era blanca; este lugar tenía un ambiente de reflexión y de profunda pena; en este lugar me sentía encerrado.
Estaban todas las personas llorando desconsoladamente. Observe, y me di cuentas de que todas las personas que estaban ahí yo las conocía. Observando fijamente ví a mi madre y a mis hermanasen la primera fila de las bancas que allí se encontraban, me acerque hasta el ataúd; di un grito desesperado:
¡Era mi abuelo! Con cara de dolor, tenía sobre su robusto cuerpo un bellísimo manto blanco y sus delicadas manos tocándose la barriga.
Toqué el ataúd, se ilumino todo mi alrededor, se formó un resplandor con todo los colores que se pueden imaginar.
Aparecí en el cementerio; estaban mis padres y mis hermanas, tocando cada persona una guitarra, cantando una extraña letra:
Llego la hora de decir adiós
A la verdad,
Estas postrado en un cajón,
Y no estás aquí, con dolor.
Te has quedado solo…
En un eterno rincón
Diciéndonos siempre el adiós
Con un beso de ilusión.
Te esperaremos siempre aquí
Sufriendo en desilusión
Porque no hemos aceptado,
Que siempre estarás.
Yo quiero que estés aquí,
Viviendo con la gente;
Estas en un lugar mejor
En edén, con nuestro dios.
Me dio tanta pena aquella canción, que incluso me salían pequeñas gotas de esperanza llamadas lágrimas.
Luego de aquellos perturbadores sueños rápidamente desperté,
Llegue a la casa de mi abuelo, el me dijo:
- me queda poco por vivir en este mundo, donde no hay paz entre humanos, sino dolor y sufrimiento.
(Se puso a orar, con un susurro tan despacio que no lo pude escuchar)
Dos días después me llamo por teléfono mi abuela diciéndome que mi abuelo había fallecido producto de su larga enfermedad
Al escuchar esto, cogí el auricular del teléfono, lo abracé; me dio tanta angustia; que llore, llore y llore hasta calmarme completamente.
Llegue a la casa de mis abuelos, su cuerpo estaba sentado en una silla, con la cabeza agachada y sus manos juntas; estuvo rezando.
Asistí a un doloroso funeral, todos estaban de negro, opacados por aquella pena que rodeaba sus corazones y que con un sollozo no podían expresar sus profundos sentimientos.
Estuve junto a mi familia todo el funeral; todos estaban de negro, opacado por aquellas penas que rodeaban sus corazones y que con un sollozo no podían manifestar sus profundos sentimientos. Aquí estuve junto a mi familia, pero nunca pensé que esto era lo más leve.
Luego me revelé contra dios diciendo que el no hacia milagros, sino que nos castigaba y que se llevaba a las mejores personas, y los demás habitantes de este mundo, eran los de menor valor; una ganga. De a poco fui superando esto, ya que iba entendiendo las verdaderas razones; las mías no eran, sino lo contrario.
No podía ver ni observar programas de televisión: como los de medicina, desastres, etcétera; ya que mi alma todavía no se había reconstruido después de tan aguda fisura; lloraba, porque no había brotado la primera planta después de un incendio. Simplemente fui decayendo más y más, que ya no podía ni siquiera levantarme. Pedí, mediante la medicina, un orientador; me guiaba con su brújula, en un lugar llamado mundo. Gracias a su gran experiencia, pude abrir mi corazón con una gota de pureza llamada esperanza.
Esa noche trate de buscar en lo más profundo de mi corazón ¿como podía terminar con este asunto?. Cuando de pronto oigo unos pasos; era él, subiendo por las escaleras. Salí de mi cuarto y grite
-¿Qué haces aquí?
-solo termino de hacer lo último que me queda en este mundo- me respondió
-¿Qué cosa es esa?
-que puedas aceptar lo que paso. Tú sabes lo valioso que eres para mí
- pero… es que el futuro, en un sueño, se convirtió en mi presente; y, el luto, mi futuro, y… estoy muy mal por esta tragedia
-ya entiendo, estas arrepentido de corazón y de pensamiento
-sí, por todo el daño que hice a los demás y el que sentí por tu partida.
-entonces me iré, ya que aceptaste todo. Te arrepentiste de las acciones humanas que hiciste…entonces me iré
-¡¡¡abuelo!!!
Pero él ya se había ido, solamente quedaba el recuerdo de aquella semilla que plante; la nostalgia y el recuerdo de aquel que se fue, mi acompañante vital, mi abuelo.
viernes, 9 de noviembre de 2007
Un gran empresario
Un hombre alto y robusto, llega desde los más grandes rincones de las condes a su humilde barrio en
Llega en un hermoso jeep blanco, estaba impecable, parecía nuevo, además, con una gran carga de equipaje.
Todos observaban al auto, algunos en su rencoroso corazón “que hace este maldito ricachón aquí” “¿Quién es?”. Otros se preguntaban de donde era, pero lo observaban con ojos de asombro.
Quería ver a su madre después de tres años, en esos años perdidos estuvo en la inmensidad financiera; gerente de la empresa de marketing líder del mercado nacional y jefe en otras empresas.
Les brillaban los ojos al ver su infancia recorrida en ese humilde y grandioso lugar; siempre compartía y jugaba con sus amigos; disfrutaba de la belleza de la vida, pasándolo bien, haciendo pequeñas bromas a los demás; era sano, al igual que su corazón.
Alrededor de sus ojos veía la casa número veintiuno sesenta y cinco, donde vivió parte de su vida, antes de que creciera tanto económicamente: Una casa desarmada, destruida, con las paredes rayadas y mal cuidada.
Se atrevió a recordar que con buenas calificaciones, su buen rendimiento en la escuela (enseñanza básica y media), los grandes valores, además de su grandiosa forma de pensar hizo que fuese llevado a lo Estados Unidos, donde estudió variadas carreras importantes en el mejor colegio que esa patria le podía ofrecer.
Al terminar sus estudios, fue llevado a varios sectores del mundo, en estos lugares ayudo a desarrollar diversos países, especialmente Chile.
Luego de años y años en su vocación, decidió comenzar a ejercer un supermercado famosísimo en chile, ahí se quedo, trabajando con estadísticas e inmensas cifras. En un día importante recordó aquellas personas a las que había abandonado por la fortuna, y el éxito. Se había sentido tan mal que decidió volver a su antiguo nido.
Decidió golpear aquellas puertas todas destruidas por la acción de los años.
Salió de la casa una anciana con unos ochenta años sobre ella, delgados, bajos, un poco jorobados, con arrugadas manos, al igual que su faz; era su madre.
El empresario explica la situación, pidiéndole disculpas, su consentimiento; y, finalmente, viviendo con ella por el resto del tiempo que le quedaba a la humilde señora.